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27.1.13

Los jueces del universo


Los  jueces  del  universo

Se  conoce  como  juez  a la  persona  que  investida de  autoridad tiene  las facultades  para impartir justicia  o  dictar una sentencia judicial o  comúnmente: funcionario público y civil encargado de dictaminar justicia.
En la Biblia la palabra  juez  deriva  de  los términos:

Pelîlîm (Hebreo) [del verbo pâlal, "juzgar", "decidir", "opinar"]

Shôfêt (hebreo) [participio activo del verbo shâfat, "juzgar"], "el que juzga"(Gén 18:25;

Dikastes (griego): juez, juzgador (hechos 7:35)

Krités (griego)  juez, el que  juzga (Hechos 24:10; 2 Tim 4:8; Sant 5:9)

La justicia en las  naciones  es  impartida  por humanos investidos de dicha autoridad  y deben actuar  conforme  a las leyes de  cada nación.  Ellos  se  encargan de juzgar según los delitos  cometidos por una persona y según las  pruebas  de  responsabilidad que  les acusan.

¿Los cristianos dictaminan quién se  salva y quién  se  pierde?

En la Biblia ésta  prerrogativa le  pertenece solo  a Jesús, los cristianos no están  autorizados para  determinar  quién  se  salva  y quién  se  pierde.
La  Biblia dice: “Porque el Padre a nadie juzga,  sino que todo el juicio dio al Hijo”
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante  el tribunal de Cristo para que  cada uno  reciba según lo que haya hecho  mientras estaba  en el  cuerpo, sea bueno o sea malo”
(Juan 5:22; 1Cor 5:10)
Dictar  sentencia de  salvación o  perdición sólo  le pertenece a Dios.   Los  cristianos no estamos  autorizados  para  juzgar  a las  otras  personas.
Los  cristianos nos convertiremos jueces  de los  impíos muertos   y  aun de los  ángeles  caídos (1Cor6:3) durante el milenio (Apoc 20:4).  Pero  nuestro juicio  no será  para  determinar  su perdición porque si  no tuvieron parte en la primera  resurrección  es porque se perdieron    (Apoc 20:5,6) Nuestro juicio será  para  reconocer y darle la razón a Dios al  conocer  porqué se  perdieron algunas personas

¿Debemos condenar  al infierno  a los muertos no creyentes?

Es  lamentable, pero  la  mayoría de  evangélicos y pentecostales, por no decir, prácticamente  todos, se convierten en los jueces  del  universo,  atribuyéndose  ésta prerrogativa divina,  al decir  quién va  al cielo  y  quién va  al infierno. 
Cuando una  persona, no bautizada en una  de  las  iglesias  de  ellos fallece, éstos automáticamente  antes de ir a visitar  a la  familia, antes de ir a darle palabras  de  consuelo, antes  de  hablarle de la esperanza  de la resurrección  y  del amor  de Dios;  antes de  acompañar  a la persona  en su  dolor  lo primero que  hacen es convertirse  en los jueces del universo y  con un fariseísmo, como  si  no les  importara el dolor  ajeno; lo  primero que hacen es dictar   sentencia  diciendo:
 “Está  en el  infierno  quemándose” o  “Va para  el infierno” “X persona  se  perdió  en el infierno por  no  escuchar” “El hermano X se perdió  en el  infierno porque  murió  apartado”…
Es  común escuchar  estos   y  algunos  otros  comentarios entre  ellos  cuando  una  persona fallece.  Pero es lamentable  que estos comentarios los hagan también con personas  no creyentes. 
 Este  tipo  de  comentarios  solo  refleja  un cristianismo muerto, refleja  un cristianismo legalista  y  falta  de  amor.  Son comentarios  que  dejan mucho  que  desear  viniendo  de un supuesto seguidor de Dios.

Me pregunto:
¿Qué  clase  amor es  éste? 
¿Qué clase  de cristiano que ame  realmente  a Dios  se va a atrever a dictaminar  tal  sentencia?
 ¿Acaso  se  creen Dios para tomarse  la prerrogativa de juzgar a las personas  y decir quién se  salva  y quién no?
¿Acaso Jesús  iba  de pueblo  en pueblo  condenando a las  personas que  le  rechazaban?
¿Se creen los jueces del universo para  condenar al  infierno a una  persona que  ha  fallecido sin supuestamente aceptar a Dios?


Como  cristianos no debemos creernos  los  jueces  del universo  determinando  quién se perdió  o se perderá  y  quién no.   Esto solo  le  corresponde  a Dios

Nunca  debemos olvidarnos  del  ladrón en la  cruz.
El  ladrón en la cruz  fue  condenado  a muerte. Para  las  autoridades,  fariseos, demás  religiosos  de  la  época   y para  la  sociedad  en general;  el  ladrón en la cruz  se  perdió  en su  pecado y  seguramente  se  iba  a perder   eternamente.  Pero  éste  hombre,  este ladrón que aparentemente  murió  en pecado, sin bautizarse  y sin ser  miembro de  una  iglesia  pocos minutos  antes  de  morir abrió  su  corazón a Jesús   y  confiando  que  en él, reconociéndole  como Rey,   le pidió  con corazón sincero  que  se acordara de  él cuando  viniere en su  reino.  Y sin bautizarse y  sin ser  miembro de una  iglesia éste  hombre  tendrá  su lugar  en el reino  de los  cielos.
Para los  religiosos y  fariseos  y para  la  sociedad; el  ladrón  en la cruz  se  perdió y  supuestamente se  quemará en el  infierno,  pero  para Jesús ésta es un alma que  se salvó  porque  en los últimos  minutos de  su  vida  se  arrepintió


Razones para no condenar  a las otras  personas:

a) El determinar  quién se  salva  y quién se pierde  es una  prerrogativa  bíblica que  le  corresponde  solo  a Jesucristo.
b)Nuestro juicio no  será para dictaminar sentencia  sino  para  conocer  las  causas de perdición de  una  persona  y reconocer  que  realmente  Dios actuó con justicia
c) En  el  cielo nos llevaremos  muchas sorpresas. Personas  que considerábamos  que  se salvarían porque  aparentemente eran los más  santos  en las iglesias y los que  más lindo oraban  y  predicaban  y  convertían  a  cientos;  se  perderán  porque  tenían pecados  ocultos
d) En el  cielo  nos  llevaremos  sorpresas porque  las personas crueles, borrachas, asesinas, narcotraficantes, etc. Al  igual  que  el  ladrón en la  cruz,  en el  último suspiro  de  sus  vidas se  pudieron arrepentir  y aceptaron a Dios y  podrán  ser salvos.
e)No  está  bien  juzgar a las  personas  sobre  quien va o no  va  para el  infierno porque  hacer  esto  es  convertirse  en  un fariseo moderno;  que se cree más santos cuando en realidad está más  sucio.


 Referencias:

Diccionario biblico online

Santa Biblia. Reina Valera  1960





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