La trinidad, el Dios que es tres personas
La creencia en el Dios que es tres Personas es una de las enseñanzas bíblicas más difíciles. El cristianismo es la única religión mundial que la sostiene. La doctrina de laTrinidad es no sólo distintiva de la fe cristiana, sino que es crucial porque se relaciona con quién es Dios, cómo es y de qué manera obra.
Creemos que esta doctrina es necesaria para hacer justicia al testimonio de las Escrituras, la fuente primordial de nuestro conocimiento de Dios. Tenemos que hablar de Dios en términos utilizados por él.
La evidencia bíblica presenta tres facetas:
(a) hay un solo Dios
(b) es una unidad trina
(c) son tres Personas que son Dios.
La creencia en el Dios que es tres Personas es una de las enseñanzas bíblicas más difíciles. El cristianismo es la única religión mundial que la sostiene. La doctrina de laTrinidad es no sólo distintiva de la fe cristiana, sino que es crucial porque se relaciona con quién es Dios, cómo es y de qué manera obra.
Creemos que esta doctrina es necesaria para hacer justicia al testimonio de las Escrituras, la fuente primordial de nuestro conocimiento de Dios. Tenemos que hablar de Dios en términos utilizados por él.
La evidencia bíblica presenta tres facetas:
(a) hay un solo Dios
(b) es una unidad trina
(c) son tres Personas que son Dios.
Hay un solo Dios
El cristianismo surgió de los antiguos
hebreos, que eran (y siguen siendo) rigurosos monoteístas. Los escritores del
Antiguo Testamento se ocupan del tema y, en ocasiones, citan a Dios de forma
directa. El Decálogo comienza con las palabras divinas: «Yo soy
Jehová, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de
servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí» (Éxo. 20: 2, 3).
Deuteronomio 6: 4 presenta la declaración monoteísta definitiva, expresada
inicialmente dentro de un mundo politeísta: «Oye, Israel: Jehová,
nuestro Dios, Jehová uno es».
El Nuevo Testamento continúa con este
tema; por ejemplo, el caso de Pablo (1 Cor. 8: 4) y el de Santiago (Sant. 2:
19). ¿Qué hizo entonces que estos judíos y cristianos monoteístas afirmaran
creer en la Trinidad? Fue el testimonio bíblico de tres Personas
divinas.
Una unidad trina
Dios se refiere a sí mismo tanto en
primera persona del singular y como del plural. En el Antiguo Testamento, la
forma plural de uno de los nombres para Dios (elohim) es cuantitativa:
«Hagamos al hombre a nuestra imagen». El plural aparece en el
verbo“hagamos” y en el sufijo posesivo hebreo “nuestra”(Gén. 1: 26, véase
también 11: 7). Isaías, en visión,escucha que el Señor dice: «¿A quién
enviaré y quién irá por nosotros?» (Isa. 6: .
En Génesis 2: 24 el hombre y la mujer
tienen que llegar a ser uno (ejad), una unión de dos entidades separadas.
Resulta significativo que es el mismo término usado por Dios en Deuteronomio 6:
4. Tanto el matrimonio como la naturaleza divina son descritos como una unidad
plural.
A
menudo se suele vincular a las tres Personas divinas (Isa. 42: 1; 61: 1, 2; 63:
8-11). El ángel le dice a María que su hijo será llamado santo porque el
Espíritu Santo vendría sobre ella (Luc. 1: 35). En el bautismo de Jesús (Mat. 3:
16, 17), las tres Personas divinas están presentes. Jesús vincula sus milagros
con el poder del Espíritu de Dios (Mat. 12: 28). Como consecuencia de la Gran
Comisión, se bautiza a los nuevos discípulos en el “nombre” singular de tres
Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Mat. 28: 19).
En el Evangelio de Juan se dan
evidencias claras. Jesús declara que el Hijo es enviado por el Padre (14: 24) y
que proviene de él (16: 28). El Espíritu es dado por el Padre (14: 16), es
enviado (14: 26) y procede de él (15: 26). El Hijo ora por la venida del
Espíritu (14: 16); el Padre envía el Espíritu en el nombre del Hijo (14: 26); el
Hijo envía el Espíritu de parte del Padre (15: 26). El ministerio del Espíritu
continúa el del Hijo y hace recordar lo que el Hijo ha dicho (14: 26), da
testimonio del Hijo (15: 26), declara lo que oye de parte del Hijo y glorifica
al Hijo (16: 13, 14). Jesús ora para que sus discípulos sean uno así como él y
el Padre son uno (17: 21).
En el Pentecostés, Pedro nombra a tres
Personas divinas: «Exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del
Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto […]. Arrepentíos y
bautícese cada uno en el nombre de Jesucristo […], y recibiréis el don del
Espíritu Santo» (Hech. 2: 33, 38).
Pablo se refiere a menudo al Dios trino,
y relaciona la salvación con las tres Personas de la Trinidad (2 Cor. 1: 21,
22). En el libro de Romanos, tanto la forma como el contenido de sus escritos
comunican lo que cree: el juicio de Dios sobre todos (Rom. 1: 18-3: 20); la
justificación por la fe en Cristo (3: 21-8: 1); la vida en el Espíritu (8:
2-30). Pablo también incluye las tres Personas en sus bendiciones: «La gracia
del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo
sean con todos vosotros» (2 Cor. 13: 14). En las epístolas de Pedro y de
Judas pueden leerse expresiones similares (1 Ped. 1: 1, 2; Judas 20,
21).
Dios en tres Personas
La divinidad del Padre jamás se discute.
Jesús se refiere al Padre como a Dios (Mat. 6: 26-30). Pablo habla de la
divinidad de Jesús (Fil. 2: 6; Col. 1: 10- 20). Para Pablo, un judío ortodoxo
instruido según el más estricto judaísmo rabínico, ésta es una convicción
asombrosa de la divinidad plena de Cristo.
El libro de Hebreos incluye varias
declaraciones relacionadas con ella (Heb. 1; 4: 14-16; 7: 20-8: 6). Jesús mismo
reconoció su identidad al sostener que podía perdonar pecados (Mar. 2: 8-10).
Los judíos, que sabían que sólo Dios puede perdonar pecados, acusaron a Jesús de
blasfemar. Él afirmó que los ángeles de Dios eran sus ángeles (Luc. 12: 8, 9;
15: 10; Mat. 13: 41). Al llevarlo a juicio, fue acusado de afirmar que era el
Hijo de Dios. Este habría sido el momento ideal para desdecirse si Jesús no
hubiera considerado que él era Dios. Pero no lo hizo, sino que enfatizó su
divinidad. El sumo sacerdote así lo entendió, por lo que pidió darle muerte
(Mat. 26: 63-66). Después de la resurrección, Tomás se dirigió a Jesús como
«¡Señor mío y Dios mío!» (Juan 20: 28). Jesús no rechazó ese título o la
adoración, aunque a llargo de las Escrituras, los seres humanos y los ángeles
rehúsan que se los adore (Hech. 14: 8-18; Apoc. 19: 6). El Espíritu Santo es
identificado como Dios y miembro de la Trinidad, y se le suele atribuir el
título de santo. Cumple la obra de Dios: habita en los creyentes, al igual que
Cristo (Gál. 2: 20; Col. 1: 27), los ilumina (Efe. 1: 17, 18), los regenera
(Juan 3: 5-8), los lleva a la santidad (Rom. 8:14; Gál. 5:16- 18), les da
seguridad (Rom. 8:16) y dones para el ministerio (1 Cor. 12:4-11). Jesús afirmó
que el Espíritu del Señor estaba sobreél, y que lo había ungido para predicar
(Luc. 4: 18); que expulsaba demonios por el Espíritu de Dios (Mat. 12: 28); y
que el Espíritu, otro Consejero similar continuaría su obra después de su
partida (Juan 14: 16). Cuando Ananías y Safira se guardaron parte del dinero
prometido por la venta
de una propiedad, Pedro les recordó que
mentirle al Espíritu Santo es mentirlea Dios (Hech. 5: 3, 4).
Las tres Personas de la divinidad son
iguales pero no idénticas. No existe una jerarquía o subordinación, según indica
el hecho de que sus nombres se presenten indistintamente (1 Cor. 12: 4-6; 2 Cor.
13: 14; Efe. 4: 4-6). Las tres participan de nuestra salvación. Thomas Oden está
en lo correcto cuando afirma: «Si Dios fuera sólo una Persona, no se podría
proclamar que Dios envía y es enviado; que podría ser el dador de la ley y al
mismo tiempo obediente a ella; que puede hacer expiación y recibirla; que puede
rechazar el pecado y al mismo tiempo ofrecer sacrificio por él».1
La capacidad de reflexionar con
detenimiento en el Dios trino sólo proviene de un corazón y una mente instruidos
en humildad. Hablar en forma adecuada de Dios es una tarea sobrecogedora. Las
Escrituras tienen que ser la fuente principal de nuestro conocimiento de él. Los
cristianos manifiestan su dependencia declarada de ese Libro, que contiene
muchas afirmaciones de la divinidad de las tres Personas.
«La formulación histórica de la Trinidad
[…] busca circunscribir y salvaguardar este misterio (no explicarlo, porque está
más allá de nosotros), y nos confronta con el que es acaso el pensamiento más
difícil que la mente humana ha tenido alguna vez que tratar. No es fácil, pero
es verdadero».2
Creencia fundamental número
2
Hay un sólo Dios, que es una unidad de
tres Personas coeternas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios es inmortal,
todopoderoso, omnisapiente, superior a todos y omnipresente. Es infinito y
escapa a la comprensión humana, no obstante lo cual se lo puede conocer mediante
su propia revelación que ha efectuado de sí mismo. Es eternamente digno de
reverencia, adoración y servicio por parte de toda la creación. (Deut. 6: 4;
Mat. 28: 19; 2 Cor. 13: 14; Efe. 4: 4-6; 1 Ped. 1: 2; 1 Tim. 1: 17; Apoc. 14:
7).
Jo Ann Davidson
profesora de teología, universidad andrews
Revista Adventista, julio 2011
Jo Ann Davidson
profesora de teología, universidad andrews
Revista Adventista, julio 2011
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