El
legalismo
En
términos religiosos podríamos definirlo como una práctica o manera de pensar
que intenta ganar o mantener el favor de Dios y la salvación mediante la
conducta.
En
las Escrituras se describen a los fariseos, del tiempo de Jesús, como
personas legalistas que intentaban mediante su conducta ganar el favor divino.
Igualmente en nuestro tiempo también puede haber muchos cristianos
legalistas que intentan mediante su buena conducta y siguiendo ciertas normas
pretender ganar la salvación.
El cristiano debe evitar dos extremos: Por un
lado el legalismo como forma de lograr la salvación y el favor divino y
el otro es el libertinaje de desconocer los mandamientos de la ley de Dios. Debe
haber un equilibrio.
Mientras que
la Biblia enseña que la salvación no es por obras(Efe 2:9) y que estas son
el fruto de la fe(Sant 2:14,17). El legalismo es pretender
ganar la salvación por obras y pretender que las obras generen más
fe.
El legalismo en los escritos del apóstol
Pablo
El apóstol San Pablo escribió inspirado por el
Espíritu santo
“y ser encontrado en unión con El, no teniendo ninguna
justificación propia basándose en legalismos por medio de Toráh, pero teniendo
esa justificación que viene por la llenura de fe del Mashíaj, la justificación
de YAHWEH basada en la verdad. (Fp 3:9) Traducción Kadosh Israelita
Mesiánica
Ahora bien, es
evidente que nadie llega a ser declarado justificado por YAHWEH por medio
de legalismos, de modo que: "La persona que es justificada obtendrá vida por
confiar y ser fiel." (Gálatas 3:11) Traducción Kadosh Israelita Mesiánica
“Además, el legalismo no es basado en la confianza y
la llenura de fe, sino en un mal uso del texto que dice: "Todo el que hace estas
cosas obtendrá vida por medio de ellas."
(Gálatas 3:12) Traducción Kadosh Israelita Mesiánica
“Pero si son guiados por el Ruaj, entonces no
están en sujeción al sistema que resulta de pervertir la Toráh en
legalismos [Obras de la Ley]” (Gálatas 5:18) Traducción Kadosh Israelita
Mesiánica
He tomado
los textos de la Biblia mesiánica porque ella nos ayuda a
entender más claramente la definición del legalismo y
la forma como el apóstol afrontó éste en los inicios
del cristianismo.
El
apóstol presenta al legalismo no estar basado en la confianza y la llenura de
la fe, como la pretensión de la justificación propia, como la perversión de la
ley.
Todos los cristianos debemos cuidarnos de no
estar viviendo en legalismos pretendiendo lograr la salvación
por obras.
El legalismo y los mandamientos.
Muchos pretenden enseñar que observar los
mandamientos es legalismo. Pero yerran porque los mandamientos fueron dados por
Dios (Ex 31:18). Y Dios no los dio para que los hombres fueran legalistas ni
pretendieran lograr la salvación mediante la obediencia estricta de éstos. Si
observar los mandamientos es legalismo entonces Dios sería el
principal responsable del legalismo porque él fue quien los dio. Pero
observar los mandamientos no es legalismo. Legalismo es pretender ganar la
salvación mediante la observancia de estos.
Los mandamientos deben ser observados por y con amor.
“Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Jn 14:15)
Es por amor a
Dios y a la esposa que el esposo no comete adulterio. Es por amor
a Dios y al prójimo que el hombre no hurtará. Es por amor a Dios
que cuidamos de no tener otros dioses ni imágenes como ídolos. Es por amor a
Dios y a nuestros padres que les honramos. Es por amor a Dios y al prójimo
que no diremos falso testimonio. Y así sucesivamente con cada
mandamiento. De allí que Jesús enseñó que la observancia de la ley se resume en
dos mandamientos. Amor a Dios y al prójimo (S. Mat 22:37-40)
La observancia de los mandamientos no debe ser producto
del legalismo. La observancia de los mandamientos debe ser producto de la
fe y del poder de Dios actuando dentro de nuestro ser. El
apóstol escribió:
“Porque Dios es el que en vosotros produce así el
querer como el hacer por su buena voluntad” Fp 2:13
Entonces
la observancia de los mandamientos no es fruto del legalismo ni de la pretensión
de lograr la salvación por obras. Los mandamientos deben ser observados con amor
y producidos por Dios mediante el Espíritu
Santo dentro de cada ser.
Los mandamientos deben ser observados por amor a Dios
(Jn 14:15) y como fruto del poder divino (Fp 2:13) cualquier
otro motivo se convierte en legalismo.
El
legalismo y sus consecuencias
Las sagradas Escrituras presentan
que la salvación es mediante la fe en el Hijo de Dios.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y
esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe (Efe 2:8,9)
El mensaje del
apóstol es que la salvación es por medio de la fe, y ésta no es de origen humano
sino divino. Las obras si pueden ser de origen humano. Pero éstas no salvan.
Nuestra
salvación es solo por fe en Jesús. No por el legalismo. Pero esa fe
debe llevarnos a obedecer.
Si la salvación
es solo por fe, entonces el legalismo trae como consecuencia inevitable la
perdición eterna.
Conclusión:
El legalismo es
olvidarse de la fe en Jesús y pretender ganar la salvación mediante la
observancia de reglas y normas. Los mandamientos deben ser observados por amor
a Jesús y éstos deben ser producto del Espíritu Santo en
cada corazón.
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